Julio Cobos ha sido acusado una vez más por el kirchnerismo más ortodoxo de haber cometido un acto de “traición” por haber votado a favor del proyecto del 82% Móvil en el Senado. El mal momento que vive el kirchnerismo en su relación con la sociedad y los datos políticos que hacen prever.
El vocablo favorito del kirchnerismo más recalcitrante para definir la actitud tomada por el vicepresidente Julio Cobos en el Senado de la Nación, es “traición”, porque creen que el mendocino faltó al respeto del contrato implícito que se tiene cuando se acepta acompañar a un candidato en una fórmula presidencial.
El vocablo traición tiene muchos significados, según el diccionario de la Real Academia Española, traición es la “falta que comete una persona que no cumple su palabra o que no guarda la fidelidad debida”, o también la que dice que es un “delito cometido contra un deber público, como la patria parea los ciudadanos o la disciplina para los militares”.
Cabría preguntarse si ese mismo mote de traidor, no le equivaldría también al ex presidente Néstor Kirchner por su actitud ante el bonaerense Eduardo Duhalde, cuando fue éste último quien lo llevó a la presidencia de la nación, con un pacto que le permitió al patagónico contar con el electorado de la provincia de Buenos Aires, que fue el que lo llevó finalmente a la primera magistratura del país. Después Kirchner rompió esa alianza con quien lo había catapultado a la presidencia, y lo enfrentó en las elecciones legislativas del año 2005, donde le propinó una terrible paliza electoral al oriundo de Lomas de Zamora. El término traición en esos momentos vino a la mente de los duhaldistas, que acusaron al patagónico de las mismas cosas que el kirchnerismo le endilga desde el famosos voto “no positivo” por las retenciones móviles al vicepresidente.
Es que la traición es una palabra muy metida dentro del vocabulario del Justicialismo, que siempre ha hecho un culto de la lealtad, y no acepta que quien se considere justicialista, meta los pies en otros platos y desgaste a los suyos. La lealtad es algo que dentro del Justicialismo siempre ha tenido alto valor interno, y para el kirchnerismo es algo de cuestión de vida o muerte, ya que no se admite ninguna disidencia con lo que decide el matrimonio presidencial.
El genial cineasta Ingmar Bergman, aseguraba que “peor que la traición es la soledad", y eso es lo que parece estar sintiendo por estas horas el matrimonio presidencial, que ve como no logra generar consensos en la clase dirigente para la proclamación de proyectos, y donde su relación con la sociedad cada día recorre un camino en pendiente negativa.
Cabría aclarar por los números de las encuestas realizadas hasta el momento, el alto grado de popularidad y de recepción positiva que tuvo la decisión de Cobos en el Senado y sus argumentos a favor de la clase pasiva. Esa misma percepción popular va en contra de los funcionarios kirchneristas, que rápidamente salieron a criticar el proyecto sancionado y a manifestar que el mismo es “una afrenta” para el país y que lo único que se busca es “debilitar” al gobierno nacional.
Son justamente los sondeos otro tema que preocupa de sobremanera al matrimonio presidencial, que ve como ambos se mantienen estancados en una intención de voto que varía del 22 al 28 por ciento, sin posibilidad de crecimiento más allá de los 30 puntos porcentuales, con lo que se encaminarían de lleno a sufrir una nueva derrota electoral en las elecciones de octubre del año que viene.
De ahí que los rumores en el riñón más cercano a la pareja gobernante, se hayan encargado de destilar distintos tipos de rumores sobre la vida política de la presidenta y de su esposo. Entre estas versiones que circulan por los distintos hombres de la clase dirigente, están los que hablan de una vuelta de Néstor a la pelea por la gobernación de Santa Cruz, de Cristina dando batalla en territorio bonaerense, y del hasta ahora fiel Daniel Scioli, peleando la presidencia de la Nación.
Pero según dejó trascender a la Agencia de Noticias CNA una persona que suele ser partícipe en las reuniones que se realizan semanalmente en Olivos, estos rumores son falsos y tanto Néstor como Cristina Kirchner no se bajan en lo más mínimo de su pelea por continuar sentados en el sillón de Balcarce 50, y comenzarán una serie de acciones políticas tendientes a fortalecer la imagen del matrimonio presidencial ante la sociedad.
Es de esperar que en las próximas horas nazcan publicidades televisivas donde se maltrate con fiereza la figura de Julio Cobos y de los principales candidatos de la oposición por haber votado el proyecto del 82% móvil, y desde los medios oficiales y paraoficiales, se lance una virtual “caza de brujas” hacia los miembros de la oposición que apoyaron la iniciativa a favor de la clase pasiva, en donde el motivo principal de los mismos serán las actitudes que asumieron en el pasado y que contrastan notablemente con la que tuvieron en la madrugada del jueves.
Desde el oficialismo se tiene en claro que el seguro veto que hará la Jefa de Estado al proyecto sancionado ayer, le hará perder cuantiosos puntos en la opinión pública al kirchnerismo y sus deseos de permanecer en lo más alto del poder más allá del 2011, y que los mismos caerán en manos de Cobos y del arco opositor que se encolumnó detrás del proyecto de acondicionar de una buena vez por todas las alicaídas jubilaciones.
Además de los votos que se derivarían hacia el cobismo, lo que más temen en el círculo ultrapingüino es que el voto progresista que lo venía acompañando a reparos desde mayo del 2003 cambie de destino, y vaya a parar al diputado nacional por Proyecto Sur, Fernando “Pino” Solanas, quien desde un discurso nacionalista y basado en la defensa de las causas nacionales por excelencia y del medio ambiente, ha sabido cosechar buenas migas con un sector eternamente independiente y que varía de acuerdo a las propuestas que se presenten.
El cineasta ha sido objetivo de furibundos ataques a lo largo del último tiempo por parte de la tropa más recalcitrantemente oficialista, siendo el blanco de una campaña de desprestigio, que incluyó entre otros métodos, desde la pegada de afiches en la vía pública denunciándolo como un partícipe más de los entramados de la derecha argentina, al uso de los medios audiovisuales con diversos informes donde se critique su actitud provocativa con el gobierno nacional y su acción más “conciliadora” con la derecha conservadora, hasta la creación de diversos grupos de Facebook con consignas agresivas y denigratorias hacia la figura del legislador de Proyecto Sur.
Instancias complicadas por las que se encuentra pasando el gobierno nacional en estos días, con acusaciones entrecruzadas entre la oposición y el oficialismo, que no hacen más que debilitar la imagen del matrimonio Kirchner ante la sociedad y que pone en riesgo la continuidad del modelo político iniciado allá por mayo del 2003.
Si el matrimonio presidencial sigue en su actitud obstinada y obcecada de querer avasallar a quien piensa en forma diferente a él; si continúa en su testarudez de ver a la gente de campo como su enemigo al que no hay que parar hasta “ponerlo de rodillas”, y se enfrasca en una confrontación a “todo o nada”, los únicos perjudicados serán más de 40.000.000 millones de argentinos a los que no les interesan los caprichos y la arrogancia de los funcionarios públicos y dirigentes, sino que quieren que trabajen para buscar consensos y de esa manera poder sacar al país adelante y no se siga hundiendo cada día que pasa un poquito más.
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