En los últimos meses hemos asistido a la intensificación del carácter autoritario del partido gobernante. No nos sorprende que el peronismo confunda (una vez más) al Estado con el movimiento ya que, al fin y al cabo, está en su esencia, en sus genes. Muchos recuerdan los manuales que rezaban “Evita me ama” o los retratos del General Perón y su Señora que poblaban las reparticiones públicas de todo el país.
Por todo esto, repetimos, no nos debería llamar la atención que el kirchnerismo (la cara actual del PJ, que en otros momentos supo disfrazarse de menemismo o duhaldismo) haga un uso indiscriminado de los fondos públicos para fines partidarios y electoralistas Sin embargo, nos siguen sorprendiendo.
La denominación del actual Torneo Clausura de la primera división del fútbol argentino como “Néstor Carlos Kirchner” y la difusión durante la televisación de sus partidos del candombe “Nunca menos” (que homenajea al ex presidente) no sólo corresponde a lo peor de la tradición autoritaria sino que le significa al Estado nacional un gasto de tres millones de pesos por fin de semana, dinero que debería ser destinado a salud y educación y no a financiar la repetición de un spot de campaña.
Lo mismo ocurre con el financiamiento con dineros públicos del Programa “Florecerán mil flores”, a través del cual los jóvenes kirchneristas (y sólo ellos, no se permitió a otros colaborar) pintaron escuelas de todo el país (con insumos aportados por el Estado, es decir, por quienes son kirchneristas y por quienes no lo somos) y luego izaron las banderas de La Cámpora en esos mil mástiles. Existe una demostración mayor de omnipotencia que izar la bandera de una agrupación política en el lugar destinado para la bandera nacional? No es esa una clara demostración de que el kirchnerismo confunde movimiento y nación?
Es nuestro deber denunciar este lento pero continuo avance del autoritarismo en Argentina y actuar con todas nuestras fuerzas para consolidar una alternativa democrática, pluralista e inclusiva que logre garantizar la vigencia de los principios republicanos junto con un desarrollo humano sostenible e independiente del poder político de turno, que acabe con el clientelismo, la miseria y el analfabetismo. El momento es hoy, tal vez mañana sea demasiado tarde.
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