APROPOBA
ASOCIACIÓN PROFESIONAL DE POLICÍAS
DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
Trámite de Inscripción Ministerio de Trabajo de la Nación Expte. Nº 115.860/01
Seguramente muchos dirán que este título es un disparate o una exageración. Otros dirán que estamos poniendo piedras en la marcha de la campaña política en ciernes. Nada más alejado de la realidad. Solamente bastará dar un vistazo a la información que relataré, para quedar estupefacto al comprobar hasta que extremo llega el desprecio de algunas autoridades, civiles y uniformados, por la vida de los policías; y cuánta perfidia ostentan algunos en su desesperada carrera por el poder, y otros en su afán por mantenerse del lado que caliente el sol…
Según firmes trascendidos, el día lunes 14 del corriente, en horas de la noche, hicieron bajar con urgencia al Ministerio de Seguridad, a la totalidad de los Jefes de Dependencia. Allí, mediante acta, habrían sido notificados que en adelante serían los responsables de verificar que las escopetas en servicio deberán estar todas, sin excepción, cargadas con cartuchos de munición de goma, en su totalidad…
Esa disposición finalmente fue trasmitida a la totalidad del personal en forma oral, mediante academias, lo cual provocó de las más irritadas y humanas reacciones en los camaradas, como era de esperar que ocurriese…
Todos imaginamos a que obedece esa apresurada, insólita y casi criminal resolución. Al desgraciado hecho acaecido en Baradero el día sábado 12 del cte. a las 4.30 hs cuando un policía mató con su escopeta, a un joven motociclista de nombre Lucas Rotella, quien eludiera un control policial.
La muerte de este joven sin duda merece todo el reproche, que además no se agota en el uniformado que efectuó el disparo, en mi opinión la “mente brillante” que dispuso cargar las escopetas con municiones mixtas, de guerra y municiones de goma, debería estar preso junto al autor del disparo. Pero todo el caso debe tener tratamiento en la justicia y es allí donde se debe resolver quien o quienes deben pagar por ese crimen. Y no es justo poner en un inminente alto riesgo la vida de todos los policías, porque uno solo tuvo un proceder negligente, o porque un delirante ordenara mezclar cartuchos letales con cartuchos de goma.
Mientras escribo esto me vienen a la mente muchos episodios de mala práctica profesional, cometidos por personas negligentes. Por ejemplo el caso de aquella señora que murió porque los cirujanos olvidaron una tijera en su interior. Y pienso:
¿Habrán retirado todas las tijeras de los quirófanos en los hospitales? ¿Para evitar más muertes, el Ministerio de Salud les habrá provisto tijeras biodegradables? Quizás notificaron a todos los directores de hospitales que verifiquen personalmente el no uso de tijeras?
Por supuesto que no. Seguramente el médico negligente se hizo cargo ante la justicia de su accionar y el resto de los médicos habrán sido exigidos por sus autoridades a poner más profesionalismo en su labor. Pero las tijeras, siguen siendo parte del instrumental…
El día miércoles 16 de febrero, los conductores de un tren de pasajeros de la empresa Ferrobaires, con su locomotora con frenos deficientes, embistieron a otro tren repleto de pasajeros, causando varios muertos, decenas de heridos y millonarios daños. Las autoridades del área en provincia de Buenos Aires, responsables del funcionamiento de esta empresa, en lugar de capacitar mejor al personal y ocuparse de la seguridad del servicio ferroviario, seguramente ya estarán esbozando las primeras líneas de la nueva resolución que evitará la repetición de estos hechos. Si aplican el mismo criterio que para la policía, no debemos extrañarnos si las locomotoras terminan siendo reemplazadas por una tropilla de caballos percherones, para remolcar los trenes de estación a estación…
Los cartuchos con munición de goma son para casos de tumultos y fueron, desde siempre, provistos a cuerpos policiales específicos como Infantería y Caballería. Jamás debió dotarse de esa munición a las dependencias operativas como Comisarias, DDI, y demás, donde revista el personal más expuesto a los enfrentamientos imprevistos con peligrosos delincuentes, que utilizan armamento y munición de guerra, que no son precisamente para generar algunos machucones como las postas de goma. No obstante alguien sin conocimientos en la materia lo dispuso. Y otros, desgraciadamente, lo aceptaron con la complacencia de distintos organismos e instituciones que luego dicen estar preocupados por la inseguridad, pero cuando se toman medidas descabelladas como la narrada, no pronuncian una sola palabra. Se hacen los distraídos.
¡¡Solo en la imaginación de un irresponsable cabe la idea de mandar policías a la calle a jugarse la vida con asesinos, con su arma cargada con los primeros tres cartuchos de goma!!
Esta malhadada resolución habría sido una de las causas que aceleró los retiros y engrosó la lista de reemplazados en la plana mayor de la fuerza.
Es que la absurda medida no puede ser acepada mansamente. Coloca a los uniformados en irremediable inferioridad de condiciones ante hechos imprevisibles como son la mayoría, aumentando prácticamente a un 100% la posibilidad de perder la vida en casos de enfrentamientos; a menos que el delincuente atacante, en un gesto de caballero, se dignase a esperar que el policía retire primero los tres cartuchos de goma para luego iniciar el tiroteo…
Por otra parte el efectivo queda expuesto a maniobras criminales que nunca se deben descartar, como podría ser un sabotaje con cambio o sustitución dolosa de uno o más cartuchos; o a un hecho de la gravedad como el ocurrido en Baradero; causa a mi juicio evidente de la falta de entrenamiento del uniformado, a quién seguramente nadie le inculcó que a una persona que no ejerce agresión armada y en fuga, o por la espalda, jamás se le debe disparar ni con una pistola de agua…
De todos modos, a este policía, por más que diga la verdad, nadie le creerá que no tuvo intención de matar. Será acusado de homicidio calificado y tratado como un asesino…
En cambio los conductores ferroviarios, que mataron a cuatro personas y pusieron en peligro la vida de cientos, seguramente serán encuadrados de oficio en un hecho culposo, un “error humano”, y en breve estarán en liberad y a bordo de otra locomotora…
El problema no es nuevo. Tiempo antes ya se había dispuesto el retiro de todos los fusiles FAL calibre 7.65 de las dependencias policiales, porque es un arma –se argumentó- demasiado poderosa para la policía; aunque los asaltantes, como quedó demostrado en el resonante asalto al camión blindado en ruta Panamericana, ataquen con esas armas de altísimo poder, a las que es difícil oponérseles con posibilidades de éxito…
Luego, mediante otra resolución oficial, y para alegría de los delincuentes, se dispuso también el retiro de las ametralladoras calibre 9mm, de uso generalmente en los patrulleros. Mientras tanto, ellos, en sus asaltos, utilizan de esas mismas ametralladoras que consiguen con la facilidad de quien compra caramelos, y con las que fusilan a nuestros camaradas, prácticamente indefensos.
A los policías les había quedado finalmente, como única arma para la defensa de sus vidas, más o menos efectiva, la mentada escopeta calibre 12.70, que como se reconociera públicamente, debía ser cargada con tres cartuchos de goma como fuego inicial y recién a parir del cuarto disparo munición de plomo. Una locura total.
Ahora como remate de la sinrazón, como penacho distintivo del desprecio que algunos sienten por la vida de los policías, se ha dispuesto que a partir de ahora, continúen utilizando ese armamento, pero con una pequeña salvedad: El total de la carga debe ser Con municiones de goma exclusivamente…
En lenguaje liso y llano, los policías acaban de ser abandonados a su suerte, con unas pistolas con las que nunca practican tiro y que apenas si pueden ser eficaces en algún enfrentamiento cuerpo a cuerpo. El propio Estado los sirve en bandeja, para que los delincuentes, portadores de armamento poderoso, los masacren a mansalva, indefensos…
Esperemos ahora que ningún policía tenga la desgracia de matar accidentalmente a un inocente con la pistola de puño, porque entonces al resto seguramente les proveerán balas de fogueo. O tal vez una gomera, o un facón…
Es de esperar que la lluvia de mails que se están intercambiando en estas horas los camaradas en actividad, exteriorizando la más que justificada indignación, haga reflexionar a quienes son nuestros dirigentes naturales que en estas horas están haciéndose cargo de los máximos cargos policiales y también a las máximas autoridades políticas, para que tales medidas sean dejadas sin efecto, pues esta disposición sin duda equivale a una orden de rendición ante la delincuencia, a renunciar a la lucha, a deponer no solo las armas, también la actitud de los hombres encargados de hacer cumplir la Ley.
Y que también retiren definitivamente las municiones anti-tumulto de las dependencias operativas, a menos que se llegue a un acuerdo con las “fuerzas del hampa” para que ellos, igual que la policía, carguen sus armas con cartuchos de goma…
De mantenerse esta horrible resolución, creo que el personal inundará los tribunales con acciones de amparo.
Los policías no tienen vocación suicida. Por lo tanto, y mientras esta situación se mantenga, es más que probable que tomen todas las precauciones pertinentes para salvaguardar la vida propia y de sus compañeros de trabajo. No existe ley por la que se le pueda exigir a los policías tal extremo de abnegación, como sería enfrentarse a peligrosos delincuentes, con sus armas cargadas con balas de goma. Esa disposición es, además, inmoral, violatoria de los derechos humanos de esos trabajadores.
20 de Febrero de 2011.
Jesús Evaristo Scanavino
Comisario (ra)
Secretario de Organización de Apropoba
jescanav@hotmail.com