Si en alguno de los tantos programas periodísticos, noticieros, notas y demás donde se trata el tema de la inseguridad en nuestro país en lugar de encontrarse para responder el consabido “especialista en seguridad”, periodista, famoso o solamente entusiasta de las cámaras, pudiera hallarse en cuerpo y alma un verdadero policía, de capacidad y experiencia suficiente para tratar un tema tan delicado y que seguramente dejaría de lado o por lo menos en un segundo término a las consabidas compras de patrulleros, cámaras de video, reformas institucionales, experiencias extranjeras, foros, comisiones parlamentarias, etc., para mencionar una de las principales causas que permite que este flagelo de que nos azota no solamente perdure sino que día se incremente en cantidad y violencia.
La absoluta carencia en nuestra clase política dirigente del CORAJE necesario para adoptar y llevar adelante las medidas concretas que permitirían el control a breve plazo de la delincuencia bajando en alto grado el desmesurado índice delictual, pero no solamente desde el discurso comprometido de vistas solamente electoralistas, sino desde el convencimiento de que resulta necesario procurar retornar al orden social de años atrás ante el peligro que significa para el mismo y para nuestro futuro como país que no se ponga pronto coto a la cada día más atrevida y violenta delincuencia.
Los discursos de compromiso, como todos sabemos no cubren más allá del momento y por floridos y redondeados que se digan cada vez convencen menos y cada vez, también, confunden mas. Y si no recordar de los últimos días la actuación del Gobernador Scioli, en conferencia de prensa por detenciones dejando atónitos, según sus rostros a los propios jefes policiales presentes con seguridades que hasta posteriormente un fiscal salió a desmentir, o por los mismos motivos a un muy alto jefe policial asegurando con respecto a un hecho de detención anterior (que nada tenía que ver con lo que se estaba hablando), diciendo por ejemplo que no se habían usado armas “para evitar la pérdida de vidas inútiles”, con lo que por lo menos dejó tan confundida a la notera que no se atrevió a realizar otra pregunta, seguramente ante el temor de que asegurara que lo que se pretende es la pérdida solamente de “vidas útiles”.
El hecho es que pese a la gravedad de los hechos vividos, con el asesinato de los dos camaradas en el asalto del blindado y otros dos heridos gravemente, tan como ocurriera en la masacre de Arana, quedan abiertos serios interrogantes sobre los cuales por ejemplo en el hecho mencionado en segundo lugar todavía siguen sin respuesta y sobre los que desde esta página interrogáramos, como por ejemplo las responsabilidades penales y administrativas de quienes teniendo la obligación de controlar el objetivo brindando a su vez la lógica cobertura de apoyo, no lo hicieron durante toda la noche de los hechos por parte de ninguno de los estamentos que tenían esa responsabilidad que recién se descubrieron por la mañana a la hora del relevo.
En el presente caso también quedan hasta el momento, por lo menos de la información que de los medios se desprende nuevos y preocupantes interrogantes de los que nadie, al parecer tiene respuesta ni se hacen tampoco preguntas, como por ejemplo las responsabilidades también penales y administrativas de quienes permitieron un servicio de características tan poco lógicas autorizando o incluso disponiendo que el personal asignado a esas custodias las realice solamente munido de armas de puño o de escaso poder de fuego.
Seguramente en los mismos ámbitos podrá buscarse las responsabilidades de quienes han dispuesto que en vehículos de patrullaje se utilicen escopetas cargadas solamente con postas de goma. Esto sumado a lo anterior resulta de una gravedad extrema si tenemos en cuenta que precisamente la vida de los policías se encuentra en estos casos regalada frente a los delincuentes que armados hasta los dientes carecen de reglamentos que limiten de tipo de arma, calibre y munición.
Evidentemente alguien está muy asustado como para asumir el compromiso de que una verdadera policía debe contar con el armamento suficiente en calidad y cantidad para enfrentar a todo tipo de delincuentes y con estas medidas lo único que hace es poner cada día más en riesgo a los trabajadores que deben salir inermes a las calles.
Quizás en el ejemplo bastante cercano que nos da Brasil se pueda advertir sin mayor esfuerzo lo que significa CORAJE POLITICO, es el que se necesita para la adopción de las medidas necesarias, respaldarlas, llevarlas adelante y asumir los costos en la seguridad de que al final será la sociedad la que se verá beneficiada. La tarea que parecía imposible en el país hermano de limpiar las favelas, se está llevando a cabo y sin pérdida de vidas policiales. La dirigencia política asume la responsabilidad por lo que se realiza y respalda a su policía, y por supuesto la fuerza policial brasilera tiene derechos y SE ENCUENTRA SINDICALIZADA, otra de las medidas beneficiosas para la seguridad que todavía se sigue negando en nuestro país, también por la falta del CORAJE POLITICO NECESARIO.
Dos de nuestros camaradas ya no se encuentran entre nosotros y sus familias sufren sus pérdidas, otros dos se reponen de las graves heridas recibidas. Mas que un discurso confuso y una cinta de video cuyo primer destinatario parece ser la pantalla de televisión para que los delincuentes puedan admirar su labor, cubrir sus huellas o desfigurar sus figuras, ni aún el esclarecimiento completo de los hechos y la detención de sus autores podrá compensar la enormidad de la pérdida. Solamente el necesario CORAJE POLITICO de nuestros dirigentes podrá comenzar a revertir esta amarga situación que vivimos policías y ciudadanos corrientes, a lo mejor es mucho esperar de quienes no lo han evidenciado hasta el momento salvo en los casos en que violaron los derechos de los trabajadores policiales indefensos pisoteando incluso la Constitución Nacional, pero no deja de ser una esperanza.
APROPOBA, 29 de noviembre de 2010.
Miguel Angel Reynoso
Secretario General
APROPOBA
Asociación Profesional de Policías de la Provincia de Buenos Aires
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